sábado, 9 de marzo de 2013

Níscalos


Os presento al tan conocido níscalo o mízcalo que podemos encontrar por estas tierras, aunque se lo conoce por otras denominaciones dependiendo de la región donde se cojan.
Conocido científicamente como Lactarius deliciosus, se caracteriza por su color anaranjado, el sombrero que puede llegar a los 16 centímetros de diámetro, aplanándose a medida que crece. La parte inferior está compuesta de láminas que parten de la parte central, donde parte el tronco, con el mismo color anaranjado.
Solemos encontrarlo próximo a zonas de coníferas, especialmente de pinos, aunque por la proximidad a estos también los he podido encontrar junto a tomillos, helechos e incluso alguna vid de alguna viña ya abandonada.
En ocasiones la oxidación del hongo, produce tintes verduscos, que afean su presencia, aunque no su sabor.
Sin meterme en más detalles técnicos, pues no me considero un experto micólogo, tan solo un usuario que disfruta de su recolección y posterior preparado culinario, os coloco una imagen de uno de los recolectados este pasado otoño, que podemos decir que en nuestra región ha sido un año estupendo, tanto en la cantidad como en la calidad.

Si nos centramos en sus aportes nutricionales, y habiéndome informado puedo deciros que es rico en hierro, yodo, potasio,  fibra, agua, y vitaminas B2, B3 y D.
A la hora de prepararlos, no nos encontraremos con dificultad alguna pues es un plato realmente sencillo de cocinar. Los podéis limpiar y directamente asarlos sobre una sartén con un poquito de sal, o bien cocinarlos para acompañamiento de carnes o guisos, o como un plato de entrante o acompañamiento.

Os dejo una de las recetas que más me gustan:
  • Níscalos (troceados y limpios).
  • Un ajito.
  • Cebolla.
  • Bacon o jamón serrano.
  • Sal.
  • Un vasito de vino blanco.



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